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Ubicada en el Barrio de Santiago, Casa Colibrí es una Casona del centro Histórico de Mérida con características coloniales que fue sometida a diferentes acciones de restauración arquitectónica, pasando por la rehabilitación para consolidar físicamente las partes dañadas del edificio; restructuración de elementos para poder extender la superficie habitable y así poder cumplir con las necesidades programáticas de la vivienda y finalmente una remodelación parcial del edificio que dio como resultado una vivienda que disfruta el exterior funcional y simbólicamente. Se realizó un análisis espacial de la construcción para determinar cuáles serían los espacios y que lugar ocuparían en el inmueble : Las primeras dos crujías, siendo las más antiguas, han sido respetadas en gran medida adecuándolas a las nuevas funciones y resaltando el sistema constructivo original a base de vigas y viguetillas de madera, reemplazando acabados dañados, removiendo pisos decorados de pasta para ser utilizados en las habitaciones y restaurando las puertas originales a las cuales se les regreso a madera natural para brindar un toque contemporáneo. Para poder ventilar e iluminar de manera natural se insertó un patio central con muros recubiertos de piedra, al igual que la sala y el patio de la piscina dando una sensación de continuidad y amplitud a los espacios; se ubicaron una serie de jardines siendo el patio central el que ordena la vivienda. También recurrimos a la introducción de algunos vanos adicionales que permitieron la incorporación de iluminación natural en el edificio además de crear una composición simétrica en las fachadas interiores del patio. El manejo de las texturas y materiales como pisos de pasta, concreto, piedra, metal y madera dotan de carácter a los espacios, proporcionando calidez y funcionalidad, logrando una amalgama de materiales tradicionales y formas contemporáneas. Así como todos los proyectos en donde se involucra la rehabilitación y la extensión de estructuras antiguas los espacios existentes se organizaron de acuerdo a las necesidades programáticas del proyecto, dejando la planta baja para el estar, el juego y el entretenimiento, mientras que se dedicó la parte superior principalmente para las recamaras a las cuales se les incorporaron terrazas jardines para mitigar el impacto visual negativo de las azoteas de los vecinos. Una vivienda que se vuelve anónima al contexto debido al árbol que la protege, pero que expresa en su interior el emplazamiento de un barrio con historia.

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