Nos encontramos en La Manga del Mar Menor, en el término municipal de Cartagena (Murcia). Esta zona se caracteriza, sobre todo, por una altísima estacionalidad, con un incremento demográfico en época estival que multiplica por 12 su población (de 16.000 a 200.000 habitantes). A la vista de esta circunstancia y teniendo en cuenta la situación de la parcela, con fachada a la Avenida Gran Vía de La Manga, principal arteria de circulación del lugar, uno de los primeros puntos de partida del proyecto fue la necesidad de proteger a los futuros inquilinos de la contaminación acústica exterior, tanto del tráfico rodado como peatonal.

Por otro lado, a partir del estudio de fotografías aéreas y de las visitas al lugar, detectamos un patrón común en la forma de implantación de las viviendas de la zona: la mayoría se ubican en el centro de la parcela, fraccionando el jardín en espacios que acababan desaprovechados. Fue aquí cuando decidimos posicionar la vivienda lo más próxima posible al lindero con la avenida principal y en toda su longitud, de forma que se genera una única zona de estancia al exterior, más grande y mejor aprovechada, al mismo tiempo que la vivienda actúa como pantalla acústica frente al ruido procedente de la avenida.

Así mismo, la orientación de la vivienda responde también al flujo principal de los vientos predominantes de la zona (Levante y Suroeste), con el fin de aprovechar las ventajas de la ventilación cruzada, con el consiguiente ahorro energético en refrigeración.

Siguiendo esta misma premisa se diseñó la fachada principal de la vivienda, orientada hacia el Suroeste. El sistema de lamas verticales persigue una doble función: por un lado, actúa de barrera acústica frente al ruido exterior; por otro, constituye un eficaz sistema de protección contra los molestos rayos solares de la tarde gracias a un cuidado diseño de las dimensiones y separación de las mismas.

Por motivos relativos al programa de necesidades, que se estudió detalladamente junto con los promotores, la planta baja de la vivienda se planteó lo más diáfana posible, buscando una relación directa entre el interior de la vivienda y la zona exterior de la parcela. De esta forma, el la planta baja, prácticamente abierta, se convierte en una continuación del jardín en el interior de la misma.

Por su parte, la planta primera se reservó para los dormitorios y una terraza cubierta, ambos volcados hacia el jardín, y desde los cuales se puede disfrutar de las magníficas vistas hacia el Mar Mediterráneo.