Se ha rehabilitado un edificio de casi cien años de antigüedad interpretándolo a la luz de este nuevo siglo tanto materialmente como con las nuevas exigencias normativas y de ahorro energético. El nuevo acceso al edificio se produce a través de una rampa que conduce al porche de entrada. Esta rampa enfatiza el carácter másico del edificio y delimita un jardín frontal que había desaparecido con el tiempo. La fachada originalmente tenía una división a tercios de los vidrios de las ventanas. Este patrón plano se transforma volumétricamente en un brise soleil mediante una tracería de piedra de Ulldecona que recerca los huecos y los protege de la incidencia del sol aportando un juego de sombras que otorga profundidad y materialidad al hueco. Interiormente se han mantenido enfiladas de puertas y ventana. El sentido arquitectónico que ha planeado durante toda la obra ha consistido en respetar el carácter palaciego que residía en la concepción originaria del edificio y dotarle de una calidad material que en su momento no pudo tener. Se ha intentado amplificar de manera silenciosa el carácter representativo de una institución pública.