“Una casa para vivir las vacaciones en el mediterráneo, donde el exterior sea más importante que el interior”. Esta fue una de las primeras peticiones de los clientes, la cual fuimos enriqueciendo en el proceso de ideación con otras intenciones como la voluntad de orientarse hacia el mar o la de conseguir un diseño que minimizara la necesidad de movimiento de tierra en la parcela. La clave del proceso fue encontrar la geometría adecuada para cumplir con estos requisitos y crear una solución atractiva y funcional.
En la solución propuesta se trabaja inicialmente con un conjunto de dos volúmenes lineales que se disponen perpendiculares a la pendiente, orientando su lado hacia el eje sobre el que se abren las vistas al mar. Las piezas construidas se van adaptando a la geometría en planta del solar de manera natural tomando contacto con el terreno por medio de planos aterrazados.
El acceso a la parcela se realiza desde la planta más alta, atravesando una plataforma que comunica la calle con la entrada a la vivienda. En este nivel se encuentran los dormitorios y habitaciones privadas, que gracias a su altura disfrutan de impresionantes vistas hacia el mar. Bajando la escalera se accede al nivel inferior en el que se sitúan las estancias principales. Esta zona está en contacto directo con la terraza exterior y la piscina, por lo que es ideal para disfrutar de momentos de ocio y relajación en compañía de amigos y familiares.
La casa cuenta con un diseño que aprovecha al máximo las condiciones climáticas del Mediterráneo. Las celosías verticales de las mallorquinas proporcionan sombra y protección solar, reduciendo la cantidad de calor que entra en la casa durante los meses más cálidos. Además, la disposición de los volúmenes de la casa y los planos aterrazados permiten una ventilación natural cruzada, lo que ayuda a mantener la casa fresca durante los días de calor intenso.
El diseño bioclimático también se refleja en la elección de materiales de construcción, como el mortero blanco que refleja la luz solar y reduce la cantidad de calor absorbido por la casa. Cabe destacar el uso de piedra local en los muros de mampostería de la casa y la piscina. Este material, además de integrarse perfectamente en el entorno natural de la casa creando una sensación de armonía y equilibrio, reduce la huella de carbono de la construcción al minimizar la necesidad de transporte y logística.
Can Girona es un ejemplo de reinterpretación de la arquitectura mediterránea para conseguir una vivienda que combina el diseño y la funcionalidad con el respeto por el entorno natural, proporcionando un espacio acogedor y agradable para disfrutar de una estancia junto al mar.