El edificio es un resultante de una interpretación del solar y de su entorno. La parcela tiene un perfil con mucha pendiente y un desnivel de hasta 5m y se sitúa en uno de los bordes de la urbanización con lo que se dispone de una ubicación privilegiada. Además está saeteada de encinas que se desean preservar.
Hacia el norte se divisa el embalse de Valmayor; hacia poniente, el monte Abantos. En las inmediaciones, solo casas bajas y monte.
Todos estos condicionantes proponían un edificio que buscara ocupar la parte alta de la parcela y que morfológicamente ganara altura. Se trata de una especie de serpiente que se levanta y mira lo que tiene alrededor, acomodándose en su base a ese escalón que antes se ha descrito. Este reptil serpentea para adaptarse al sitio que le dejan los arboles y se escalona para pegarse a la sección de la parcela.
Se busca aprovechar ese entorno, revalorizarlo con esta intervención y considerarlo como parte de la casa.
Los materiales y el tipo de construcción empleado no buscan ningún alarde sino todo lo contrario. No se producen sobrecostes debido a una estructura de luces convencionales. Las fachadas se rematan con enfoscado y pintado de color blanco.
Las dimensiones, situación y tipo de huecos de fachada no son arbitrarios. Cada uno está especialmente pensado para ser de vistas o enmarcar perspectivas, o mirar hacia objetivos concretos, o estar protegidos debido a su orientación, o situados para no romper la privacidad.