El proyecto de la factoría cuenta con una parcela de unos 22.000 m2 en la que la zona de oficinas ocupa una superficie de 3.000 m2 y se hace visible como edificio representativo, permitiendo ser el espacio a través del que se genera el resto de organización del complejo.

El proyecto capta las sensaciones de la luz, el color, la temperatura, la orientación y la intensidad de los espacios bajo unos recorridos que dan vida a las dos zonas conectadas entre sí, propiciando que todos los trabajadores, tanto de producción como de oficinas, participen.

Un proyecto en el que se pone en valor la arquitectura con el objetivo de activar los sentidos del cliente, del visitante y del trabajador, poniendo a su disposición todo aquello que le permite valorar el espacio desde el prisma de lugar de compras, lugar de visita o lugar de trabajo, creando así las condiciones de diseño para esta estrecha y variada relación entre el espectador y la arquitectura.

El vidrio, visto desde el exterior, refleja la línea del cielo y el horizonte montañoso, y desde el interior tiñe de color los espacios de estancia, danto la oportunidad de un ambiente de relación con el exterior continuo.