«La dimensión imposible» quiere reivindicar el papel activo del arquitecto como un sintetizador capaz de transformar, cambiar o anular las reglas impuestas por el propio contexto para alterar perceptivamente elementos propios de la obra, tratando de jugar con la realidad del usuario-espectador, anulando así sus ideas preconcebidas y explorando nuevas visiones sobre la obra. Igualmente, trata de poner en valor la labor del arquitecto que ha establecido unas nuevas condiciones de relación con el habitante: ya no nos importa tanto cómo va a ser esa arquitectura, qué forma tendrá, qué volumen contendrá, qué pesará, sino cómo pasa a entenderse, cómo se manifiesta y pone en valor a través de la luz, el movimiento o el tiempo.

Igualmente, quiere manifestar una actitud personal y decidida en defensa de una arquitectura compleja, ambigua, equívoca. Una arquitectura donde proyectar se convierta en un proceso abierto en el que todas las partes convivan en un conjunto dotado y potenciado por las experiencias, los entornos y los significados que la rodean. Una nueva realidad mucho más rica, densa y, a la vez, indeterminada. Lo imposible superpuesto a lo visible.

Así, estas tres categorías de lo imposible (LO SENSORIAL, LO PERCEPTIVO y LO ATMÓSFÉRICO), fundamentarán la estructura de este libro. Tres visiones superpuestas que bucearán en el pensamiento científico y filosófico, así como en el arte a partir de la segunda mitad de siglo XX, por su inevitable influencia en el entendimiento del espacio arquitectónico, tanto a nivel de la experiencia como en su sentido proyectual.