La Casita
2011
- Autor
- Anna & Eugeni Bach
Detalles del proyecto
Año: 2011
Tipo: obra nueva
Superficie construida (m2): 13
publicado el 15/04/2014
Este sencillo punto de partida permite que, desde el exterior, la casita adquiera la presencia de un elemento casi abstracto, sin referencias a la escala, mientras que en el interior, al cruzarse los dos módulos, se identifique la sección prototípica de una casa de niños, con sus dos cubiertas simétricas, como las que nosotros mismos dibujábamos de pequeños.
El interior se convierte así en la reducción esencial de lo que los niños entienden por una casa, aunque la abstracción del interior también permite hacer volar la imaginación, y aquellos espacios que podrían identificarse a un interior doméstico, se convierten repentinamente en las mazmorras de un castillo medieval, y el altillo en la torre principal desde la que disparar flechas a los enemigos.
La construcción de la casita duró dos semanas. Se hizo completamente de manera autónoma entre dos personas (nosotros mismos, más dos pequeños ayudantes), y fue un proceso tan gratificante como educativo: los niños vieron y entendieron que las cosas se consiguen con esfuerzo, y que uno mismo puede fabricarse sus propios sueños.
La casita es un proyecto totalmente autoconstruido con materiales locales. Para la estructura y los suelos se utilizó madera de abeto de la propia granja, de árboles plantados en los bosques de ésta por el bisabuelo de los niños, y cortados por su abuelo. El resto de la madera se compró en la ferretería del pueblo, madera de pequeñas serrerías de la zona.
Toda la casa está hecha de madera; estructura, suelos, paredes y cubierta, utilizando sistemas tradicionales de construcción de graneros tales como dejar la distancia de un clavo entre listones para que la casa ventile, o un sistema de cubierta hecha a partir de una simple supersposición de tablones de madera ranurada para evitar la entrada de agua.
Sólo unos pequeños vierteaguas de chapa galvanizada ayudan a sacar el agua y proteger los cortes de la madera de fachada.
La casa se pintó con unas franjas blancas verticales, que continúan por la cubierta y ayudan a explicar la sección origen del proyecto. El resto de la madera se deja sin tratar, de manera que con el paso del tiempo ésta irá tomando un tono grisáceo que contrastará cada vez más con las partes pintadas, enseñando de una manera más obvia cómo pasa el tiempo, y con éste, cómo van creciendo los niños. Estas franjas dan un carácter festivo al volumen, asimilándolo a una casita de feria o una antigua casita para cambiarse en la playa, aunque en este caso, su emplazamiento, en un entorno totalmente rural, rodeada de manzanos, todavía le confiere un carácter más onírico.
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