El diseño final del Edificio parte originalmente del módulo de habitación más eficiente y debidamente orientado de modo que quepan el mayor número de habitaciones por planta y a la vez todas ellas dispongan de las mejores vistas posibles. El resultado es una geometría en planta irregular. Hemos acentuado esta irregularidad de la planta forzando los ángulos oblicuos en la configuración de las terrazas y remate de las esquinas hasta aquellos puntos donde la normativa urbanística y los retranqueos nos permitían.
El resultado de forzar estos ángulos agudos, combinados con un claro juego de huecos y paños ciegos (abriendo el edificio donde se ubican las habitaciones y zonas comunes y potenciando los paños ciegos en el resto) ha generado un edificio en altura con una marcada volumetría que nos gustaría recordara en cierto modo a la iglesia de Kalevala de Tampere del maestro finlandés Reima Pietilä o el Rascacielos del Friedrichstraße de Mies van der Rohe.
En cierto modo es un edificio para nosotros muy singular y querido ya que podríamos decir que 20 años después es donde nuestras distintas experiencias en Berlín y Tampere se dan la mano.