El emplazamiento sobre el que se asienta el Colegio de Abogados y su futura ampliación se plantea desde unas condiciones de partida complejas y heterogéneas. Cada planta se dispone en una ubicación y morfología completamente distinta e independiente. Desde el exterior esta situación se acentúa todavía más al recaer a hasta 3 tipologías distintas de fachada.
El presente proyecto busca la unidad de la intervención como máxima, tratando de hilvanar todo el programa que se pretende ubicar a lo largo de las diferentes plantas.
Para ello proponemos liberar la primera crujía en todos los niveles creando un “ágora” vertical que comunique todas las plantas visual y físicamente. A su vez entendemos este ágora como un lugar de encuentro entre los colegiados, estudiantes y visitantes. Un espacio de intercambio de experiencias, de información y cultura.
Tras este espacio, en cada planta, se propone una distribución transparente. Con particiones de vidrio de suelo a techo pretendemos no solo hacer que la luz se introduzca en todo el Colegio sino transmitir una imagen de transparencia institucional. Diferentes filtros de vinilo generarán los grados de intimidad necesarios entre las dependencias.
Queremos extender esta imagen de transparencia a la fachada, abriéndola en sus plantas bajas y liberándola en todas ellas de sus carpinterías con la intención de volcar el nuevo Colegio a los colegiados y la ciudad de Alicante. Con este afán liberamos la planta baja en su totalidad generando una puerta de entrada acorde y proporcionada a la envergadura de la entidad y del programa que se alberga en su interior.
Desde allí, y con una visión diagonal completa de todas las plantas, se accederá a través de una cómoda escalera a todo el edificio. De igual manera se puede percibir y acceder a todo el colegio mediante un ascensor hidráulico panorámico de gran formato, con capacidad de hasta 16 personas (reservando la posibilidad de un segundo ascensor si se considerará aún necesario).
En las plantas inferiores se albergan los programas más públicos, como secretaría, salas de uso común, administración, asesorías, jóvenes abogados y mediación entre otras. En la planta segunda, de mayor altura y que ocupa todo el perímetro del edificio, se ubican los espacios propios a la Escuela de Practicas Jurídicas y el Salón de Actos, constituyendo así el nivel cultural del programa.
Por último y en su nivel superior se dispone un ambiente más relajado, incluyendo por un lado el Decanato y la Biblioteca y por otro la Sala de Descanso y el Comedor de Empleados (el cual permitiría la eventual recepción de invitados ilustres).

En resumen, proponemos que el nuevo ICALI no solo constituya una mera reforma de sus instalaciones, sino que genere una nueva imagen corporativa moderna, transparente, luminosa y abierta a la ciudad y a los colegiados. Un edificio de encuentro articulado y unido interiormente mediante un ágora que unifique tantos los recorridos como toda la vida interna del colegio.