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En la sexta planta de un edificio de oficinas de Barcelona, en una antigua sucursal bancaria, se ubica un nuevo espacio de Coworking de 750 metros cuadrados. El espacio cuenta con más de setenta puntos de trabajo, diez despachos privados, dos salas de reuniones, una zona común de descanso y unas vistas privilegiadas para que trabajar se convierta en una toda experiencia inspiradora. Es fácil diferenciar como dos mundos cohabitan en un mismo espacio, la dualidad entre los espacios cerrados, donde el silencio y la concentración son los elementos clave, contrasta totalmente con los espacios comunes, donde la flexibilidad y la polivalencia sacan a relucir todo su dinamismo. Los espacios cerrados ocupan el centro mientras que los espacios comunes se distribuyen por el perímetro, permitiendo de esta manera que la luz inunde todos los rincones del Coworking y obligando a recorrer el espacio de una forma circular, fomentando así el carácter colaborativo y dinámico todo coworking necesita.