El proyecto surge de un encargo privado para hacer un edificio plurifamiliar para tres hermanos donde las zonas comunes, desde el sótano hasta la cubierta, cobran una gran importancia al ser puntos de encuentro diarios entre los habitantes. Se consigue una buena iluminación y calidad de estos espacios usando materiales como la piedra y la madera de iroko e iluminando cenitalmente.
Al ser un edificio de nueva planta en esquina, se aprovechan las longitudes de vuelo permitidas por el planeamiento para conformar un volumen que sobresale en dicha esquina perforándolo con grandes huecos en ambas fachadas donde se sitúan los salones, consiguiendo el mejor soleamiento y vistas.
Las fachadas tienen un revestimiento de ladrillo cara vista, elegido por sus cualidades medioambientales, estéticas y de mantenimiento. Al estar el edificio en un tejido urbano de baja altura donde las calles no son especialmente anchas, se opta por incluir en la fábrica unas vibraciones / líneas de sombra / rehundidos, con las que se da una sensación de pesadez y se baja la escala vertical del edificio. Estas líneas siguen un patrón regular en la zona de ladrillo blanco junto con la cerrajería de planta baja, haciendo de basamento del edificio. En las zonas con ladrillo gris esta trama se vuelve irregular rompiendo la escala vertical, dando movimiento a la fachada y enfatizando la esquina. En la azotea se vuelve a recuperar la regularidad de la trama con la cerrajería que corona el edificio y da privacidad a esta zona.
(FOTOGRAFO: Jesús Granada. Todos los derechos reservados)