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Un voraz desarrollo industrial ha modificado fuertemente el paisaje rústico del valle de Escombreras, sembrándolo de enormes depósitos y tinglados. Nos acostumbramos a asociar refinerías con desolación. Tuberías de gran calibre serpean el valle hasta sus terminales en la bahía. Un fondo árido envuelve toda la actividad fabril. Montañas austeras, paisaje yermo, desértico en su naturaleza y hostil en su artificio. Los edificios de Servicios, Oficinas y Personal, sirven como fachada y cerrramiento fabril. El muro de piedra de contundencia visual, unifica las diversas funciones, que se adosan detrás y sirve de amortiguación bioclimática del fuerte sol de poniente del Valle de Escombreras. Las oficinas se abren al exterior, un huerto de limoneros las separa de las instalaciones fabriles y hacia unos patios de luz. El edificio que proyectamos, resuelve el programa de necesidades administrativas y técnicas de la factoría y solventa las necesidades generadas por el personal que allí trabaja. Interiores serenamente expresivos y sugerentes, junto al complejo fabril. Las tres funciones que se requieren, técnica, administrativa y el complemento higiénico, se disponen en U, alrededor de un patio/plaza semihundido, abierto hacia el sur. Esta depresión del patio, origina rampas hacia los accesos y genera plataformas con diferentes pendientes, provocado geometrías irregurales donde se dispone la jardinería y una pequeña lámina de agua.