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Fotografías Angel Baltanás Una familia que vive en una gran ciudad, cansada del tráfico, ruido, contaminación, inseguridad, y demás cuestiones inherentes a vivir en una urbe de grandes dimensiones, se plantea la búsqueda de un lugar para pasar largas temporadas... Dada la vinculación de uno de los miembros de la familia con Gijón deciden buscar en sus inmediaciones una parcela en la que estén resueltas las incomodidades de vivir en una ciudad. Después de estar mucho tiempo buscando encuentran una parcela que se ajusta a lo que quieren: un lugar apartado pero bien comunicado con Gijón, silencioso, sin tráfico, con buenas vistas, en la naturaleza, en el que el vecino sea alguien más que al que saludas en el ascensor... Era el año 2.006. Ya se tenía la parcela, ahora había que realizar el proyecto. Otro miembro de la familia era arquitecto por lo que le encargaron la vivienda a él. Después de estar muchas veces en el lugar, se dieron cuenta que el Camino del Curbiello, donde está enclavada la vivienda, era lugar de paso de senderistas, rutas ciclistas, gente a caballo y era además la cuerda de la montaña, por lo que poseía unas vistas privilegiadas del club municipal de golf de la Llorea en primer plano, de la Playa de la Ñora y del mar cantábrico al fondo. Como los propietarios no querían tapar las vistas desde el camino pensaron que éste era un buen punto de partida para la casa. Decidieron hacer una casa cuadro para todos los que pasasen por allí y enmarcarles las vistas. Además la casa debía ser pequeña y muy cómoda. Después de varios "intentos" el arquitecto logró dar con los requerimientos exigidos por el ayuntamiento y por los propietarios. Una vivienda unifamiliar aislada en una planta sobre rasante, elevada sobre el terreno para absorber las irregularidades de este. El edificio se organiza de forma racional y sencilla. Un paralelepípedo con cubierta a dos aguas, forma el cuerpo principal que alberga el programa de la vivienda. Dos únicos materiales forman tanto el exterior como el interior de la vivienda. En el exterior la madera recorre las terrazas, sube por los muros exteriores (norte y sur) y cubre las cubiertas. Los hastiales se dejan en monocapa blanco. Al igual que en el bloque exento para las instalaciones. Ya en el interior un único suelo de madera recorre toda la vivienda y cartónyeso pintado de blanco para las paredes y techos, estos últimos con la inclinación propia de las cubiertas en toda la casa. Muy buena orientación Norte-Sur. Utilización de una estufa de biomasa para la climatización de todas las estancias de la vivienda. Gran aislamiento (hasta 19 cm.) en fachada y cubierta, además de una fachada ventilada de madera, son los aspectos básicos de esta vivienda bioclimática. Un refugio donde sentirse cómodos, escaparse de la gran ciudad, y compartir la vida con el vecindario.