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La búsqueda de una arquitectura respetuosa con el casco histórico colindante, integrada y a la vez innovadora; la fusión espacio interior-exterior; el trabajo con espacios interiores de interés, capaces de adaptarse a las necesidades cambiantes de la sociedad y de la unidad familiar; y la obtención del mayor número de viviendas para diversos programas familiares, con tipologías diferenciadas dirigidas en su mayoría a colectivos de jóvenes o familias reducidas; han sido los objetivos principales para la concepción del proyecto. La propuesta para el solar parte de una decisión sencilla, la integración de las viviendas en un colchón vegetal, que ampliado, llega a rodear completamente a éstas de forma que se presentan como una escultura dejada caer en la naturaleza. Será a través de grandes ventanales como la edificación mirará hacia el exterior, controlada o despreocupada, a gusto del usuario, mediante la adopción de lamas correderas como elemento de protección. El módulo familiar aparece dividido en dos programas claramente diferenciados en altura: la vivienda desarrollada en una planta, nacida a ras de suelo, y la tipo dúplex, que emerge desde una posición superior. Todas ellas comparten un elemento común, colindante con la medianera, por donde a través de plataformas a distintas alturas se accede a las mismas. Dicho espacio, cargado de expresividad, dará lugar al nacimiento de las relaciones interfamiliares, ampliables en la zona de juegos de nueva creación y en el parque existente, permitiendo así la integración y convivencia entre las distintas unidades familiares.