Desde el confinamiento decretado con el estado de alarma de marzo, al estallar la pandemia del coronavirus en España, la demanda latente inmobiliaria ha virado hacia las viviendas con amplias zonas verdes lejos de los centros urbanos, en previsión de que haya que afrontar un nuevo encierro. Y, en la misma línea, se ha incrementado el interés por las condiciones para trabajar desde el domicilio. Una tendencia que han detectado los arquitectos alicantinos, que proponen aprovechar los fondos de reconstrucción europeos y modificar la legislación para favorecer la adaptación de edificios hacia este tipo de vivienda.